15 nov 2006

El gran Zambayonny

Por
Maximiliano Miguez

Este es un texto extraido de nuestros colegas de
http://elsubmundodelespectaculo.blogspot.com/. En él se describe la prosa de un poeta contemporaneo de nuestra musica: el genial Zambayonny. Leanlo, no tiene desperdicio

Zambayonny
La chota, un arma entre los dientes *

Zambayonny es el nombre conocido de un casi desconocido cantautor argentino. No ha sido editado, sus canciones circulan desde hace dos años de mano en mano.
Su obra consta de 5 discos, cada uno con 20 temas: Pensando en voz alta, La pistola de carne, Salita verde (canciones para niños), La pendeja puta que todos llevamos dentro y Milanesa de pija. Actualmente prepara un disco con 60 canciones: El inconciente de Zamba.

I.
No me hablés de amor
mientras me chupás la pija
porque no
se te entiende nada


Su madre recibió con las piernas abiertas a todos los cantantes que pudo. Ellos cantaban y el feto escuchaba. Por eso no es posible reconocer a un solo papá de Zambayonny, de todos hay un poco de leche.
De Zitarrosa le quedó algo en la manera de cantar, una idea rara del comunismo y el ánimo sentencioso. De Jaime Roos, un poco del ritmo y estribillos pegadizos. De Favio, la melancolía y el cariño por lo cursi. De Serrat, la mirada sobre cosas chicas. De Sabina, el modo afectado y efectivo de versificar y el gusto por las enumeraciones. De Silvio Rodríguez, un rastro melódico y algunos adjetivos. De George Brassens, la relación con la poesía. De Jorge Schusseim, cierta argentinidad oblicua. De Leo Masliah un humor prepotente. De Rodolfo Zapata la verdad sobre la vida.
La mala leche es de Zamba.

Yo soy la sombra negra del hit
y tengo el culo roto del glam
Me cojo un heavy sin presumir
y las tangueras trolas me van


A pesar de las notables influencias, el arte de Zambayonny no está en ningún lugar, es verdaderamente excéntrico. Si la categoría “marginal” siempre es infeliz e incierta, más desgraciado sería adjudicársela a Zamba. Más bien, su trabajo consiste en la apropiación y -a veces- degradación de fórmulas de la música popular. El eclecticismo hecho para la mierda.

II.
Me cago en los que nunca entienden nada
pero vienen a afinarme la guitarra


Como Dylan, Zambayonny no hace música, sino que fabrica canciones. La música está reducida al mínimo necesario para que eso que hace sea una canción. Y aunque la lírica es un problema presente, tampoco se trata de versos que resistan a la falta de música.
Todos sus discos están grabados en una computadora pedorra, con una guitarra española y un microfonito de lata. La voz tiene un efecto nada especial que la engrosa, la baja y la ensucia. Esta voz no viene de un estudio, ni de un escenario, ni de un disco. Viene de ninguna parte.

Puedo aburrirte igual que una murga,
puedo vestirme a lo alternativo
Tengo la falsa humildad de la cumbia
porque culeo con el Dios del estribo


Nuestro artista compuso más de cien canciones al hilo, demasiadas para dos años. Es que Zamba tiene mucho que decir, por eso sus magníficos estribillos tienden a variar: en cada repetición algún verso cambia, molestando al cantante acostumbrado y boludo que todos llevamos dentro.

III.
No me mientas no me mientas
porque yo, mi amor
probé la verga
No me mientas no me mientas
que alguna vez fui pobre y comí mierda


El pequeño Zamba ya la chupaba desde el vientre, mientras su mamá era empernada sucesivamente por los pijudos del cancionero latino. De esa temprana experiencia quedó en la obra de nuestro artista una extraña concepción del ser puto nacional.
Una de dos, o las dos: Zambayonny es un macho bastante puto, o es un puto bastante macho. Casi siempre en sus canciones se inclina sobre las mujeres con su verga nada metafórica, pero sus cantos también se abren al deseo por lo masculino cuando los amigos están al alcance de la mano.

Hay locos caminando por la calle
con técnicas para que te desmayes,
andá a saber si no te están buscando
porque el día de la verga está llegando


Pijas, pedazos, garchas, sables, chotas y porongas, emergen de un machismo exacerbado que se ahoga a sí mismo y pide una verga como snorkel. A propósito: los diversos nombres del pene nunca se usan como sinónimos ni por necesidad urgente de la rima, cada uno encaja en el lugar único que le calza. La cuidada relación entre cada uno de los nombres del pito y el hueco que le deja la canción es una de las marcas poéticas de Zambayonny.

Cuando se dice “te queda bien”
es que aprueban algo que se quedó,
o sea algo que se detiene o que se para,
o sea significa:
a vos te gusta mi choronga parada


Como la verga es su metro poético, Zamba la encuentra en todos lados: eufemismos psicologistas, estribillos de cancha, conversaciones de amigos, canciones románticas, relatos obscenos, educación sentimental, o cualquier otra cosa que sobresalga en la superficie del habla de los niños que quedaron bien educados.

IV.
Quién te dijo que si tengo la verga
como una cosa fea que me cuelga
no se pude chupar
no se puede chupar, mi amor
a chupar mi amor


Algunas de sus canciones son de amor pero no lo parecen. Muchas parecen de amor y no lo son. El amor se degrada para dejar lugar a asuntos aparentemente subsidiarios, los residuos del amor adquieren una potencia inesperada.
La degradación es una idea que se repite: cuerpos, amores, objetos y vidas se presentan tan deshechos que parece que no pueden morir más, pero Zamba los espera para volver a machacarlos en la tercera estrofa. Y a veces, también en la última.
El argumento lo discuto con la verga,
andá a saber si tu conchita me entretenga
Para este artista que moraliza, explica y (sí, también) protesta, hay sin embargo una acechanza constante, un doblez cierto e indecible de las cosas, cuya presencia relativiza su propio discurso y el ajeno. Como si se pudiera parodiar sin recurrir a modelos.

V.
Voluntarioso sin talento y convencido,
coge reinas chupa pija y linda letra,
desdichado con salud y buenos vinos,
gordo puto premio Nóbel y con tetas


Sus canciones nos quieren hacer creer que existe lo obsceno, el primer recurso notable es la abundancia de “malas palabras”. A la segunda pasada del disco, más allá y más acá de las malas palabras queda incomodidad, un asco persistente. Lo obsceno resulta ahora la exhibición de miserias, desvestidas de los estereotipos que las hacen más amables, y vueltas a vestir compasivamente.
No me pidas el sol mi amor
porque quema, quema como loco
No me pidas el sol mi amor,
la poronga es el helado de los crotos


Lo escatológico no termina de ser metáfora ni mera provocación, sino que es la clave de una poética. La “mala palabra” es la última palabra posible: “no me importa, no me importa, no me importa porque tengo poronga”, dice Zamba en una de sus canciones programáticas.

VI.
Luna, satélite conchudo de la tierra
yo no sé para que mierda tanta vuelta,
sos la puta blanca de la noche negra
sos el blanco de las pajas
que se clava el corazón en desventaja,
sos la eterna compañera
que ilumina y no visita mi catrera
A trescientos ochenta y cuatro mil
quilómetros de mí
es difícil mandarte a la mierda
Caliente de día, de noche tan fría,
adelgaza y engorda, ilumina y se borra,
yo sé cuál es tu tipo de mujer...
que estoy cansado de querer


(*) En negrita, versos de las canciones de Zambayonny

Adrián De Rosa
Mauro A. Fernández
(publicado en la revista "Otra parte", set 2006)





Y para no perder la costumbre, un videito de YouTube:

1 comentario:

Mauro A Fernandez dijo...

tarde pero inseguro:
gracias x la cita