11 jul 2009

Muletas

El destino me dio la posibilidad de cubrir lo que es la vida en muletas para Dale gas!, así que no la voy a dejar pasar. Y les comento: lo primero que descubrí es que muchísimas acciones cotidianas que uno nunca pensaría que a una persona en muletas se le complicarían (básicamente, porque uno nunca piensa), se complican. Ejemplos claros: bañarse (ni que hablar con el yeso), lavarse los dientes (¿se bancan más de un minuto en una gamba?), mear en una pata, pasar del inodoro al bidet. Servirse un vaso de gaseosa y después tener que trasladarlo, parece una tarea imposible.
Se cansa bastante la pierna sana, y duelen mucho los músculos de las axilas por el uso frecuente de las muletas. Pensé en colocar una bolsita adjunta a alguna de las dos muletas, para facilitar el traslado de pequeños elementos... para los grandes no hay otra más que pedir ayuda.
Y no quiero ni pensar en salir a la calle, menos en Pueyrredón y Corrientes. Te deben llevar puesto de todos lados, te caés, perdés el equilibrio, tenés que apurarte mientras que las muletas te permiten un ritmo mínimo, me imagino mil contratiempos que ya detallaré más adelante, cuando siga viviendo esta feliz aventura. Prometo más reportes exclusivos de... ¡la vida en muletas!

1 comentario:

kei dijo...

No se si podes apoyar el pie, pero estar en la calle en muletas en un día de lluvia, y que se te resbalen las mismas al apoyarlas es de las peores experiencias "muletísticas". Que te recuperes!

Saludos!