Casi todos los días les tengo que dar de comer a mis gatas. A la noche, prendo la luz del lavadero (allí tienen sus potecitos), saco los paquetes de comida, les sirvo de la misma, apago la luz y me voy. Siempre me quedo con un poco de culpa, porque pienso que a mí no me gustaría tener que comer en la oscuridad, sin ver qué estoy ingiriendo o aunque un poco relojeara, sin poder disfrutarlo correctamente. De todos modos, mato a todos esas reflexiones culposas pensando que:
a) los gatos ven en la oscuridad (no sé si será 100% cierto, pero me tranquiliza).
b) comen todos los días exactamente lo mismo, con lo cual, a esta altura, no creo que necesiten o quieran verlo.
c) como consecuencia de b), probablemente ya no disfruten la comida y la engullan como reflejo y necesidad, más que por saborear el alimento en sí.
1 comentario:
es un hábito que coman pero es una costumbre que lo hagan con la luz apagada.
yo prefiero con la luz prendida si la mina esta buena, y apagada si esta fea.
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