Todos malos

Me veo obligado a decir algo (no necesariamente a opinar) sobre lo que pasó hace unas horas en Ezeiza, cuando Cherquis Bialo anunció que daba por finalizado el acuerdo de la AFA con TSC (Televisión Satelital Codificada). Me siento obligado, mejor dicho; como aspirante a comunicador, como estudiante de Ciencias de la Comunicación, como estudiante de DeporTea, como estudiante de una universidad pública y de una privada. Todo eso es lo que me mueve el fútbol, indudablemente potenciado por la magnitud de los hechos.
Me gustaría aclarar, antes que nada, que una sensación que persiste en mí es la de que no sabemos todo sobre el tema. De que no sabemos lo más importante, lo que está detrás, abajo. Creo que sólo vemos la punta del iceberg, y que muchas figuras públicas y no tanto se encargarán de que los puntos más oscuros (que en general quiere decir importantes) de todo el negocio generado por el fútbol nunca vean la luz. Es por eso, quizás, que traté de informarme todo lo que pude cuando decidí escribir esta entrada. Leí información de siete u ocho medios distintos, con muchas coincidencias y muchas diferencias entre sí.
A diferencia de muchos periodistas, es mi intención la de no formarme una opinión determinada sobre el tema. No me da lo mismo ni mucho menos, sino todo lo contrario; me parece demasiado importante como para compartir ideas a la ligera. Sí creo, a priori, que son todos malos. No estoy a favor ni de Grondona, ni de Kircher, ni de Bombau. Todos han cometido demasiados errores como para ser defendidos.
El Jefe no dio la cara al anunciar la rescisión del contrato del cual fue uno de los primeros impulsores. Tampoco tenían por qué hacerlo los clubes, quienes firman sistemáticamente todo lo que el ferretero de Sarandí fomenta, dado su padrinazgo económico a sus dirigentes. Y pensar que todo se originó con Futbolistas Agremiados reclamando una deuda de 40 millones de pesos por parte de los clubes, que gracias a la nula revisión económica de la AFA pudieron disponer (mal) de los fondos de los clubes a su antojo. Marcelo Bombau, presidente de Torneos y Competencias, aseguró en simultáneo al anuncio del vocero de la AFA que "la sangre llegará al río", anunciando así una oleada de juicios y posibles despidos de periodistas.
Raro que el propio Bombau no haya aceptado la propuesta que le hizo Grondona de doblar el monto del contrato a sabiendas de la oferta del gobierno; raro que se acuerde recién ahora de que hay que proteger a sus empleados. Raro, también, que don Julio haya decidido dar un volantazo ideológico tan repentino y decida cederle los derechos de su deporte, el más popular del país por lejos, a una conducción que siempre le fue tan reticente. No menos raro es que el gobierno disponga súbitamente de 600 millones de pesos para invertir en los derechos de televisación. No deja de ser raro lo tarde que se acordaron de que, con el elitista sistema de televisión codificada, quedaba más gente afuera que adentro de poder ser capaz de seguir al club de sus amores.
¿Es realmente raro? ¿O todo sigue un curso que es natural hace muchísimos años, el del poder y la plata? Todo pasa.